Suele utilizarse la locución inglesa “Total quality management”. Deming (1982) la define como “la reducción continua del despilfarro y la mejora constante de la calidad en cada actividad”. Es una gestión de la calidad del producto, en su sentido más amplio (conjunto de bienes y servicios ofertados por una empresa al mercado), a largo plazo, que busca la satisfacción del cliente. Trata de involucrar a todos los miembros de la organización, implantando una nueva cultura, orientada hacia el mercado, para conseguir los mejores estándares de calidad.
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